LA INDUSTRIA ESPAÑOLA EMERGE EN LA EUROZONA MIENTRAS LA ALEMANA CONTINÚA PERDIENDO MÚSCULO

Alemania, históricamente dominante con el 40% de la actividad industrial en la eurozona post-crisis de 2008, ha experimentado una notable disminución hasta el 36%. De hecho, el PIB alemán se contrajo un 0,3% en 2023. Esta desaceleración se atribuye principalmente a los desafíos derivados de la crisis energética y de inflación posterior a la pandemia. En contraste, la economía española finalizó el pasado año con un incremento del PIB del 2,5%, “cuatro veces más que la media de la eurozona”, en palabras del presidente Pedro Sánchez.

Desde MÁS INDUSTRIA celebramos efusivamente el ascenso del sector industrial español, que ha duplicado el crecimiento del alemán desde 2019. Así lo confirman datos de Eurostat que hasta el tercer trimestre de 2023 revelan un aumento del 22,5% en el Valor Añadido Bruto (VAB) de la industria española desde el inicio de la pandemia, superando significativamente el 12,6% registrado por la industria alemana en el mismo período. Esto no hace más que confirmar un cambio de tendencia único en los últimos 15 años.

Aunque ambos países han enfrentado desafíos, la industria española ha demostrado ser más resistente, con un mejor rendimiento en la mayoría de los sectores. La pérdida de competitividad en Alemania, derivada de incrementos en los precios de la energía, ha consolidado a España como un referente en el tejido industrial europeo. Los analistas del informe BBVA Research, Miguel Cardoso y Diana Pérez, concluyen al respecto que “la producción industrial en España ha tenido un mejor comportamiento que la de Alemania desde que se produjo el incremento en el precio de la energía a mediados de 2021”.

Tal y como recoge el mencionado informe, en los últimos trimestres, las fábricas españolas han experimentado una notable recuperación, revirtiendo la tendencia que las llevó de representar el 10% de la industria de la eurozona en 2009 a solo un 7% durante la pandemia, según el Valor Añadido Bruto (VAB). Es relevante destacar que, aunque España no fue la única en beneficiarse de esta recuperación, ya que ni nuestro país ni Italia ni Francia ganaron la mayor parte del espacio dejado por la disminución, sino que fueron las economías más pequeñas del euro quienes lo ocuparon.

Precisamente, el análisis de BBVA Research destaca que la capacidad de España para diversificar las fuentes de suministro energético ha sido clave en esta evolución positiva. Se resaltan sectores estratégicos, como la fabricación de productos farmacéuticos, productos informáticos y eléctricos, que han impulsado el crecimiento industrial español.

Además, se ha logrado un cambio exitoso hacia un modelo productivo más sostenible, beneficiando la fabricación de material eléctrico. Además, han tenido un amplio protagonismo las industrias afectadas por cuellos de botella durante el confinamiento, como la fabricación de vehículos de motor, remolques y semirremolques, así como la fabricación de otros equipos de transporte, maquinaria y equipo.

El documento destaca también, como uno de los principales factores, la capacidad de la economía española para diversificar las fuentes de suministro energético, especialmente mediante el abastecimiento por mar. Esta estrategia, señala, ha contribuido positivamente a la evolución de industrias intensivas en energía, como la fabricación de productos relacionados con la madera, papel y productos químicos, sectores que han logrado un mejor desempeño en comparación con sus contrapartes alemanas que dependen en mayor medida del gas ruso.

En el dinámico escenario industrial europeo, factores internos como la falta de políticas industriales y fiscales comunes generan asimetrías, siendo ejemplos destacados Polonia, República Checa e Irlanda. Esta situación ha permitido a grandes empresas deslocalizar su producción, evidenciando consecuencias de la descoordinación, a pesar de compartir reglas fiscales y política monetaria en la UE y la eurozona.

En otro informe, en este caso del tink tank Future Policy Lab, economistas como Roy Cobby, Clara García y Rafael Fernández subrayan que la especialización económica determinada por el mercado no siempre contribuye al bienestar a largo plazo. Destacan la importancia de políticas industriales continuadas y dirigidas por los gobiernos para fortalecer la actividad productiva y los sectores industriales, interviniendo de manera estratégica. Estos expertos inciden en que la ‘T’ de transformación del plan de ayudas europeas post-pandemia debe ganar protagonismo, instando a aumentar recursos, fortalecer la coordinación intraestatal y facilitar la relación entre Estado y empresas para una ejecución efectiva.

Ejemplo de ello es el caso de Finlandia, que destaca cómo la inversión en política industrial puede ser crucial en momentos de transición. Ante el declive de industrias tradicionales, Finlandia apostó por sectores punta como la telefonía móvil, superando un desempleo del 17%. Este ejemplo respalda la idea de que la inversión selectiva en ciencia, tecnología y educación puede impulsar el desarrollo productivo.

El referido estudio también subraya la importancia de la industria para la economía. Comparando con Corea del Sur y Alemania, se destaca la necesidad de impulsar salarios y crecimiento industrial en España. Es claro que la inversión sostenida en políticas industriales puede marcar la diferencia en la prosperidad económica a largo plazo.

Todos estos datos no hacen más que confirmar positivamente la estrategia de diversificación en las fuentes de suministro energético, junto con el enfoque sostenible adoptado en la fabricación de productos clave, aunque todavía hay mucho camino por recorrer. Desde MÁS INDUSTRIA creemos que son el reflejo de un impulso positivo hacia un futuro industrial robusto y sostenible. Estamos comprometidos en seguir respaldando iniciativas que fortalezcan nuestro tejido industrial y fomenten la innovación, el crecimiento y la competitividad en el panorama económico internacional.